Washington, 5 abr (EFE).- El expresidente estadounidense Barack Obama (2009-2017) volvió este martes a la Casa Blanca por primera vez desde que dejó el poder, y lo hizo para reivindicar la pieza principal de su legado, la reforma sanitaria que ha dado cobertura a millones de personas.
Más de cinco años después de pasarle el relevo a Donald Trump, Obama entró con aire triunfal en la misma sala de la Casa Blanca en la que protagonizó tantos actos durante sus ocho años de mandato, y volvió a acercarse al podio presidencial en medio de una larguísima ovación.
“Qué bueno estar de vuelta en la Casa Blanca”, dijo el exmandatario.
Las bromas no tardaron en llegar: Obama se refirió primero a Biden como “vicepresidente”, el cargo que ocupó durante los ocho años de su mandato, y acto seguido se acercó para darle un abrazo y corrigió: “Mi presidente, Biden”.
También hizo reír al público al comentar que las cosas han cambiado desde que abandonó la mansión presidencial: “Hay un gato correteando por aquí, y puedo garantizarles que a (mis perros) Bo y Sunny no les habría hecho ninguna gracia”.
LA ESPERANZA DE LOS DEMÓCRATAS
Mientras Obama cautivaba a la sala, Biden y la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, sonreían de pie a su derecha, conscientes de que el Partido Demócrata necesita la popularidad del expresidente para evitar unos malos resultados en las elecciones legislativas de noviembre.
“Tenemos una historia que contar, lo único que tenemos que hacer es contarla”, afirmó Obama al final del acto, preguntado sobre las perspectivas de su partido en esos comicios, que probablemente resultarán en una pérdida de control demócrata de la Cámara Baja.
Los demócratas confían en que Obama se implique en esa campaña electoral tanto como hizo en la de 2020 y ayude a compensar la baja popularidad de Biden, que ronda el 41 %, lastrada por el peso de la inflación y otros problemas derivados de la pandemia.
Biden pareció disfrutar de la visita de Obama, al que abrazó un par de veces durante el acto, y dijo que se sentía “como en los viejos tiempos”.
“Acabamos de almorzar juntos y no estábamos seguros de dónde debía sentarse cada uno”, bromeó el presidente, en alusión al puesto de “número dos” de Obama que él solía ocupar.
Desde que dejó la Casa Blanca en manos de Trump, Obama ha dejado clara una y otra vez su preocupación por la enorme influencia que mantiene su sucesor en el Partido Republicano.
“Ahora soy un ciudadano más. Pero sigo más que interesado en el rumbo de nuestra democracia”, dijo Obama en una aparente alusión a Trump que desató risas y algún aplauso entre el público.
El objetivo del regreso de Obama era promocionar la reforma sanitaria de 2010, conocida popularmente como Obamacare y que durante más de una década ha sido blanco de duros ataques del Partido Republicano, hasta el punto de que ha llegado tres veces al Tribunal Supremo.
“Hoy, la Ley de Cuidados Asequibles (nombre oficial de Obamacare) no solo ha sobrevivido, sino que es condenadamente popular”, celebró el exmandatario.
Más de 31 millones de personas se benefician actualmente de uno de los seguros médicos rebajados de Obamacare, que permitió ampliar el acceso a la cobertura sanitaria en un país donde no hay un sistema público de salud y la mitad de la población consigue ese servicio gracias a la empresa donde trabaja.
Obama describió esa reforma como una de las mayores fuentes de orgullo de su paso por la Casa Blanca, al recordar que la negociación fue difícil y no consiguió todo lo que quería, pero tuvo un “impacto en millones de vidas” y de eso se trata el servicio público.
El exmandatario quiso atribuir parte del mérito a Biden, bajo cuyo mandato se ha alcanzado un récord de estadounidenses afiliados a los seguros médicos de Obamacare.
El presidente dijo después en su discurso que la reforma está hoy “más fuerte que nunca” y anunció un plan con el que espera conseguir que 200.000 habitantes más del país consigan cobertura sanitaria por primera vez y que otro millón de personas paguen menos por su seguro médico.
Bajo esa propuesta, que entrará en vigor en 2023, las familias que gasten en cobertura médica más del 10 % de los ingresos totales de su hogar podrán recibir “ayuda financiera” para contratar un seguro médico de bajo coste a través del mercado de Obamacare.
En una de las últimas filas de la sala este de la Casa Blanca, un niño llamado Anthony trataba de llamar la atención de Obama con saludos y aplausos desde los brazos de su padre, Steve Gómez.
Ambos viajaron invitados por la Casa Blanca desde Gilbert (Arizona) y según explicó a Efe el padre, Obamacare ha sido “muy importante” para ellos, porque su hijo nació con un problema cardíaco y “tuvo un trasplante de corazón cuando tenía seis semanas”.
Anthony tiene un seguro médico asequible gracias a que la reforma sanitaria impidió a las aseguradoras poner trabas a la cobertura de quienes tienen enfermedades previas, añadió Gómez mientras Obama se daba un baño de masas en la sala, saludando uno a uno a los asistentes.