Miami, 7 nov (EFE).- Decenas de nicaragüenses se reunieron este domingo en un parque de Miami en repudio a las elecciones de hoy en Nicaragua, que consideran “fraudulentas”, pues sostienen que se trata de Daniel Ortega reeligiéndose a sí mismo como presidente del país centroamericano.
Con banderas de su país y cánticos de “Nicaragua secuestrada por un asesino”, varios líderes comunitarios de la comunidad nicaragüense, como también venezolanos, rechazaron con discursos los comicios y señalaron que desconocerán los resultados.
El líder comunal César Lacayo, organizador de la movilización, que se llevó a cabo en el parque Rubén Darío, dijo a Efe que rechazan las elecciones al considerarlas “un circo”.
En los comicios de este domingo, Ortega, un exguerrillero sandinista que retornó al poder en 2007, busca la reelección por cinco años más.
“Repudiamos esas elecciones que son un fraude con cinco partidos políticos que son títeres del sandinismo, no aceptamos esas elecciones fraudulentas, esa farsa”, manifestó Lacayo.
Con gritos de libertad para Nicaragua, Cuba y Venezuela, los nicaragüenses, que suman unos 150.000 en el condado Miami-Dade, llegaron con banderas y trajes típicos de su país a un parque en el noroeste que honra al poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916).
Lacayo subrayó que se unieron así a las protestas en 57 países contra las elecciones y exigiendo la liberación de 150 presos políticos.
Antes de los comicios, las autoridades nicaragüenses arrestaron a más de una treintena de dirigentes opositores, entre ellos los aspirantes presidenciales Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre.
“Hoy es un día de protesta mundial, de repudia a la farsa electoral de la dictadura de Nicaragua”, reiteró Lacayo.
“Es Daniel ganándole a Daniel”, se lamentó.
Ortega, próximo a cumplir 76 años y que coordinó una Junta de Gobierno de 1979 a 1984 y presidió por primera vez el país entre 1985 y 1990, ha acusado a los líderes opositores de intentar derrocarlo con el apoyo de los Estados Unidos, algo que Washington niega rotundamente.