Richmond Hill (EE.UU), 24 oct (EFE).- En las presidenciales de noviembre de 2020 en EE.UU., Vashan, un estudiante de ingeniería electrónica, solicitó el voto por correo para respaldar a Donald Trump. La papeleta no le llegó hasta junio y la sorpresa al verla fue acompañada de la convicción de que había habido fraude y de que lo habrá en los próximos comicios.
Una creencia sin base que lo mantiene en alerta de cara a las legislativas de este 8 de noviembre y que se ha extendido entre la población: la mitad de los estadounidenses, según una encuesta de la firma de análisis de datos YouGov, espera que haya “bastante o algo de” estafa en estas elecciones.
Además, uno de cada cinco ciudadanos está convencido de que la corrupción será lo suficientemente grande como para cambiar el resultado que decida el control del Congreso, actualmente en manos demócratas por una precaria mayoría.
Vashan estudia en la ciudad de Savannah y en circunstancias normales la carta con su papeleta no debería haber tardado “más de dos días”, asegura a EFE. “Pero llegó en junio del año siguiente como si nada. Todavía la guardo como recuerdo”, dice.
Este joven estadounidense hubiera votado en 2020 por primera vez. Y hubiera apoyado a Trump, que perdió las presidenciales, “porque no es políticamente correcto, dice lo que piensa, es fuerte y otros países le temían”.
Su estado, Georgia, justo encima de Florida, es un enclave decisivo. Su resultado entre el demócrata Joe Biden y Trump fue el más ajustado del país, por apenas dos décimas a favor del progresista (49,5 %), y obligó a hacer un recuento manual completo de las papeletas para despejar las dudas.
Un juez de California determinó este jueves que Trump (2017-2021) mintió a sabiendas ante la Justicia al asegurar, con pruebas falsas, que hubo fraude electoral allí.
El Brennan Center for Justice, un centro dedicado a elaborar reformas que protejan la democracia, alega que “el fraude es muy raro, la suplantación de identidad de los votantes prácticamente inexistente y muchos casos de presunto fraude son, de hecho, errores de los votantes”.
Pero las sentencias judiciales que desestiman los supuestos errores no acaban de calar entre muchos conservadores, no necesariamente solo entre los más extremistas.
“Las máquinas demoníacas robaron las elecciones de 2020. Tenemos que librarnos de ellas y volver al recuento de las papeletas a mano. Es muy fácil contarlas. Si alguien dice lo contrario miente”, señala a EFE Sara Lain-Moneymaker, una de las fundadoras de la organización de valores republicanos Ladies on the right.
La victoria de Biden en Georgia fue la primera de un demócrata desde la de Bill Clinton en 1992. “Me cuesta pensar que tuvo más votos (que Trump). ¿Barack Obama no lo consiguió y él sí? Georgia ha sido un estado republicano mucho tiempo”, recalca Vashan.
Trump sigue alimentando el discurso de que ganó las elecciones dos veces, en 2016 y 2020, y en las filas del partido conservador esa tesis encuentra un amplio respaldo.
Cerca de 300 republicanos que aspiran al Congreso o a puestos estatales siguen sin reconocer los resultados de hace dos años, según alertó este mes el diario The Washington Post. De ellos, 171 están en distritos o estados donde se espera una victoria “roja”, y otro medio centenar libra batallas ajustadas en las que podrían ganar.
“No me sorprendió que Trump perdiera en 2020 porque sabía que iba a haber triquiñuelas, digámoslo de esa manera. Se cruzaron papeletas en muchos estados. No puedes coger votos de Nueva York que ya han sido contados y llevarlos a otro estado, como Pensilvania. Sabemos que estaban asustados de Trump”, cuenta a EFE convencido Richard James Lee.
Tiene 58 años y es propietario de una caseta de feria que este mes le llevó a Richmond Hill, un municipio de Georgia con una fuerte comunidad militar debido a la cercanía de la base de Fort Stewart. Allí, como en el resto del estado, salvo en Atlanta y Savannah, sus principales ciudades, el apoyo a Trump fue mayoritario en 2020.
Que la justicia no respalde las alegaciones de fraude no le sorprende: “¿Crees que jueces demócratas van a respaldar a un republicano?”, señala un hombre que opina que la turba que entró en el Capitolio en enero de 2021 mientras se certificaba la victoria de Biden tenía derecho a hacerlo.
El profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Ohio Paul Beck advierte de que estos próximos comicios tienen sobre su cabeza “una nube negra”. “Es un momento peligroso para la democracia en Estados Unidos”, afirma.
Para otros ciudadanos la persistencia de las teorías conspirativas se debe básicamente a un mal perder: “Ya es hora de que lo vayan superando”, apunta Toinne, estudiante de Administración de Empresas que el día 8 votará progresista.
Marta Garde