Washington, 29 nov (EFE).- La campaña para las elecciones de 2024 en Estados Unidos parece haber empezado. Y mientras el presidente, Joe Biden, tiene que confirmar si opta o no a la reelección, Donald Trump afronta unas primarias cada vez más complicadas con posibles rivales como el poderoso gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Quedan exactamente 677 días para la jornada electoral del 5 de noviembre de 2024, pero la mayoría de los aspirantes tienen previsto anunciar oficialmente sus intenciones en los primeros meses de 2023, después de un periodo de reflexión entre familiares y asesores en las vacaciones navideñas.
LA INCÓGNITA DE BIDEN
En el flanco demócrata, Biden ha repetido una y otra vez desde que fue elegido en 2020 que su intención es optar a la reelección, pese a ser el presidente de más edad de la historia de EE.UU. con 80 años y pese a sus recurrentes meteduras de pata, que han hecho que algunos dentro del Partido Demócrata cuestionen su capacidad para seguir en la Casa Blanca.
Esas voces, sin embargo, han menguado en las últimas semanas debido a los resultados de los demócratas en las elecciones de medio mandato, mejores de lo esperado y atribuidos en cierta medida al mensaje diseñado por la Casa Blanca para alertar a los votantes del extremismo de una parte del Partido Republicano.
En todo caso, Biden aún no ha hecho ningún anuncio oficial sobre su futuro político.
En una rueda de prensa en noviembre, tras las elecciones de medio mandato, el presidente dijo que hablaría con su esposa, Jill, para tomar una decisión y postergó cualquier anuncio hasta “principios” del año próximo.
Si Biden no se presenta, la lista de aspirantes demócratas podría ser larga, aunque ninguno despunta como favorito.
La opción lógica, según marca la historia de EE.UU., sería la vicepresidenta Kamala Harris, quien ya se disputó con Biden la nominación demócrata durante las primarias para las elecciones de 2020, pero cuya popularidad ha caído en picado desde que asumió la Vicepresidencia.
Otros candidatos sobre los que se especula en Washington son el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, que también compitió por la nominación en 2020, y dos populares gobernadores: Gretchen Whitmer, de Michigan, y Gavin Newsom, de California.
LOS RIVALES DE TRUMP
En el bando republicano, Trump es el único que ha declarado oficialmente su intención de competir por la nominación, pero una decena de posibles aspirantes lleva meses recaudando fondos para una posible campaña.
Los anuncios oficiales podrían comenzar a principios de 2023. Uno de los eventos clave es la cena Lincoln, que se celebra anualmente en febrero o marzo y a la que suelen acudir posibles candidatos para captar el respaldo económico del Partido Republicano.
En términos de apoyo popular, Trump conserva la devoción inamovible de su base, pero las encuestas muestran que un creciente número de votantes –especialmente los más moderados– cuestionan la figura del expresidente, envuelto en líos judiciales, y están listos para pasar página.
Y es que el expresidente se enfrenta a numerosas investigaciones, incluida una de un fiscal especial designado por el Departamento de Justicia para investigar su papel en el asalto al Capitolio de 2021 y la posesión de unos documentos clasificados en su mansión de Mar-a-Lago
Uno de los posibles sucesores al trono es DeSantis, quien arrasó en las urnas en Florida en noviembre y ha logrado el respeto de la base trumpista con la aprobación de varias leyes conservadoras como la conocida popularmente como “no digas gay”, que prohíbe hablar de identidad de género en la escuela.
DeSantis evita a toda costa las preguntas sobre su futuro político, pero todo apunta a que se está preparando para la Casa Blanca.
Tradicionalmente, muchos de los aspirantes a la Presidencia publican autobiografías en las que definir su identidad y, en una señal de sus intenciones, DeSantis sacará a la venta en febrero el libro “The Courage to Be Free” (El valor para ser libre), en el que narra sus orígenes humildes y su viaje al éxito.
Otro contendiente que acaba de publicar una autobiografía -“So help me God” (Con la ayuda de Dios)- es el exvicepresidente Mike Pence, enfrentado con Trump tras el asalto al Capitolio de 2021, y quien trata de perfilarse como el candidato de la derecha cristiana evangélica.
A esa base de votantes también está apelando Mike Pompeo, quien fue director de la CIA y secretario de Estado con Trump y quien publicará otra autobiografía en enero.
La lista de posibles aspirantes republicanos es larga. Incluye también a los gobernadores de Texas, Greg Abbott; de Virginia, Glenn Youngkin; y de Maryland, Larry Hogan, así como al senador Ted Cruz y al exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, quienes ya perdieron contra Trump en las primarias de 2016.
Entonces, la abultada lista de aspirantes jugó a favor de Trump, quien acabó aglutinando la mayor parte del voto debido, en parte, a que el aparato del Partido Republicano no logró unir fuerzas en torno a un solo candidato que pudiera hacerle frente.
Ocho años después, la pregunta está clara: ¿volverá a repetirse la historia?