Los Ángeles, 23 oct (EFE).- La lucha de las mujeres contra el cáncer de mama va más allá de recibir un tratamiento; el apoyo emocional y el cuidado de su salud mental tras el diagnóstico son vitales para su recuperación, advierte la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer (ACS).
“Cuando me dijeron que tenía cáncer fue como subirme en una montaña rusa de emociones”, dijo a EFE Ángela Torres, de 48 años, diagnosticada en marzo de 2022 con cáncer de mama.
Cuenta que sufrió un golpe “muy duro” cuando los médicos le dijeron que tenía que someterse a una lumpectomía, cirugía para extirpar el cáncer u otro tejido anormal de la mama.
“Las mujeres valoramos mucho los senos. Es algo de nosotras. Y cuándo te dicen que necesitas cirugía comienzas a pensar cómo te va a afectar físicamente. Es bien difícil”, señaló la neoyorquina de raíces puertorriqueñas.
Pero el drama de Torres, contadora para la Junta de Impuestos de Franquicia de California, no paró con la operación. El análisis a la masa extraída de su seno reveló que sufría dos tipos de cáncer, uno de ellos muy agresivo, por lo que le prescribieron someterse a quimioterapia y radiación.
En ese momento se preguntó “qué iba a pasar” con su vida, sus tres hijos, su trabajo y su proyecto de despensa comunitaria que había abierto en la pandemia.
Frank Penedo, profesor de psicología y medicina de la Universidad de Miami, explicó a EFE que uno de los mayores problemas emocionales para las latinas diagnosticadas con cáncer es la tendencia “fatalista” de esta comunidad. “Cuando se piensa sobre el cáncer (los latinos) piensan que ya puede ser la muerte”, señaló.
Por eso buena parte de los programas educativos sobre salud en Estados Unidos están dirigidos a informar de los avances en la sobrevivencia del cáncer, lo que ayuda a las pacientes a manejar la ansiedad.
En el caso del cáncer de mama la tasa de mortalidad ha disminuido en un 43 % desde 1989 en EE.UU., particularmente cuando es detectado en una etapa temprana, advirtió Penedo, miembro de la ACS.
Las latinas también tienen menos probabilidad de desarrollar cáncer de mama (9,9 %) que las mujeres blancas (13.2 %).
Pero las buenas perspectivas médicas no evitaron que Torres se sumiera en la ansiedad. “En ese momento una no está en control de nada”, relató.
La Asociación Estadounidense de Psicología advierte que la angustia de las pacientes “generalmente continúa” incluso después de haber superado el impacto inicial del diagnóstico, lo que puede derivar en estrés crónico o depresión.
Por eso la red de apoyo de familiares, amigos y comunidad es un factor muy importante para la paciente en su lucha contra el cáncer, indicó Penedo.
Un estudio de la ACS revelado el jueves encontró que las mujeres que viven solas tienen 1,30 más probabilidad de muerte por cáncer que aquellas que viven con otras personas. La asociación entre vida solitaria y riesgo de muerte por cáncer fue más fuerte entre personas blancas en comparación individuos de minorías.
Según el estudio, “un apoyo social más fuerte de la comunidad entre las minorías” puede atenuar la vinculación entre vivir solo y la mortalidad por cáncer.
Al respecto, Penedo señaló que las latinas cuentan con una mejor red de apoyo ya que la comunidad hispana es “colectivista” y tiene a la familia como el punto de referencia.
Torres está de acuerdo. Considera que fue “vital” el apoyo de su familia para superar un año de tratamientos agotadores y estar en remisión. Pero siente que persiste mucha falta de información entre las latinas sobre la forma de afrontar emocionalmente esta situación.
Para Penedo es necesario que se “reinterprete” la experiencia del cáncer de mama. “Es una enfermedad que afecta a toda la familia; por tanto, todos como unidad familiar debemos asumirla”, expuso.
En el caso de mujeres que viven solas aconseja unirse a las redes de apoyo existentes, incluso para indocumentadas. “No están solas”, aseveró.
Torres, quien se ha unido a la campaña de concienciación sobre el cáncer de mama de la ACS, hace un llamado a las latinas a estar “positivas”.
“Si una solamente se concentra en lo malo que está pasando definitivamente eso la va a afectar mentalmente”, sostuvo.
También aconseja buscar una actividad en la que se interactúe con otras personas de la comunidad. En su caso fue su despensa comunitaria de comida lo que le sirvió de apoyo.
“Ayudando a otros me olvidaba un poco de lo que me estaba pasando, y eso fue muy bueno para mí”, puntualizó.