El Paso/Ciudad Juárez, 21 dic (EFE).- La fuerte presencia militar y policial en la frontera entre México y Estados Unidos, en el límite entre Ciudad Juárez y el Paso, estrechó este miércoles aún más el ya limitado acceso de los migrantes que tratan de pasar.
En esta jornada en la que se iba a levantar el Título 42, la norma sanitaria que permite expulsiones inmediatas, pero que ha quedado temporalmente en vigor, la presencia de migrantes sigue siendo masiva en la frontera y quienes tratan de cruzar ven más difícil su objetivo.
Un día después de que la Guardia Nacional de EE.UU. colocara alambre de púas en la única parte sin muro de esta zona de la frontera, cientos de migrantes hacían fila este miércoles con la esperanza de que las autoridades estadounidenses les dejen pasar y entregarse.
El estado de Texas envió ayer a más de 400 soldados a la ciudad de El Paso, para “reforzar la seguridad fronteriza”, ante el aumento de “cruces ilegales” en la última semana, según señalaba un comunicado del Departamento militar de este estado.
Desde entonces, los soldados armados con fusiles y camionetas militares impiden que los migrantes crucen un estrecho de la frontera, atravesando el río Bravo por la zona sin muro, que ahora está llena de concertinas.
Esta situación forzó a cientos de migrantes a moverse hacia el oeste, donde formaron una fila frente a una compuerta del muro fronterizo.
La Patrulla Fronteriza solo abre de vez en cuando esta puerta que es tan alta como el muro y a cada vez permite que pasen entre diez y quince personas, las detienen y las transportan a un centro de procesamiento para tramitar sus casos, según pudo comprobar EFE.
El objetivo de la Guardia Nacional, en conjunto con el Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS en inglés), es “bloquear la vía de entrada” donde no hay muro y mover a las a que vayan a los “puertos de entrada”, explicó a EFE Elliott Torres, portavoz del DPS.
Sin embargo, debido al Título 42, no es posible para los migrantes solicitar asilo en los puertos de entrada, por lo que las personas deciden entregarse para ser detenidas por las autoridades migratorias.
En la larga fila de migrantes, arropados con cobijas para protegerse del frío que azota a las ciudades fronterizas al caer la noche, había migrantes procedentes de Ecuador, Perú, Nicaragua y Colombia.
Estos países no están sujetos al Título 42, por lo que las autoridades no pueden devolverlos a México, como sí hacen con venezolanos, mexicanos y centroamericanos.
“Todos andamos aquí buscando un futuro distinto, diferente del de nuestros países, todos andamos buscando nuevas oportunidades”, dijo a EFE Gladys, de 36 años. Lleva tres días en Ciudad Juárez, durmiendo a la intemperie en el canal por donde pasa el Río Bravo.
Salió hace un mes de Nicaragua, junto a sus hermanas, dejando a sus tres hijos en el país centroamericano. “Quisiera pasar (a EE.UU) por mi familia que quedó allá; me gustaría poder ayudarles a ellos”, contó.
Hay decenas de personas frente a ella en la fila, esperando a que los agentes de la Patrulla Fronteriza abran la compuerta y dejen pasar a un número arbitrario de personas.
“Lo que están haciendo es implementando de facto un sistema de conteo, cuya legalidad ha sido ya cuestionada en los tribunales en el pasado”, explicó a EFE Dylan Corbett, director del Instituto Fronterizo Esperanza, que trabaja por los derechos de los migrantes en Ciudad Juárez y El Paso.
Durante el gobierno del expresidente Donald Trump, las autoridades en los puertos de entrada fronterizos comenzaron a llevar a cabo esta práctica, limitando el número de personas que podían pedir asilo en la frontera.
Según la ley, es necesario estar presente en territorio estadounidense para poder solicitar asilo en el país.
En Juárez, viendo a lo lejos como los demás hacen filas para poder entregarse, migrantes venezolanos continúan estancados con la esperanza de que se levante el Título 42.
Es el caso de Javier, quien dijo a EFE que pensó en cruzar, pero que el miedo a que lo arrestaran y luego enviaran de vuelta a México lo detuvo. “Toda esa travesía para llegar acá y que me regresen y me mande a Ciudad de México u a otro lugar (…) voy a esperar a navidad”, aseguró el venezolano.
Lo mismo contó a EFE Vanesa, también de Venezuela: “aquí estamos esperando hasta que Dios me lo permita, para mitigar el frío estamos arreglando la situación con fogatas”.
Ante el anuncio, de la probable suspensión del Título 42, el flujo migratorio se incrementó en los últimos días en la mexicana Ciudad Juárez.
Sin embargo, el Tribunal Supremo decidió congelar temporalmente el fin del Título 42, una norma que permitía la expulsión de la mayoría de migrantes que llegan a la frontera con México, en respuesta a una demanda interpuesta por 19 de los 50 estados del país.
Dicha petición, había sido presentada por esos estados argumentando que el levantamiento del Título 42, previsto para este 21 de diciembre, iba a provocar “un daño masivo e irreparable a los estados, en particular a los que soportan las consecuencias de la inmigración irregular”.
El alcalde de El Paso, Oscar Leeser, declaró el estado de emergencia el pasado sábado. Esta medida permite a la ciudad recibir recursos federales para la atención humanitaria y solicitar el apoyo del estado para brindar alojamiento en El Paso y organizar traslados a otras ciudades de Estados Unidos además de brindar asistencia adicional a las fuerzas del orden público.
La región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detuvo en el año fiscal de 2022 un número inédito de más de 2,76 millones de personas.