Nueva York, 3 feb (EFE).- En medio de un repunte generalizado de la violencia en las ciudades de Estados Unidos, Joe Biden anunció este jueves nuevas medidas para dificultar el acceso a las armas de fuego por parte de criminales y garantizar que la policía tenga recursos suficientes para responder.
El presidente estadounidense viajó a Nueva York para hablar sobre el fuerte aumento de los homicidios y para dar su apoyo a las fuerzas de seguridad después del reciente asesinato de dos agentes en un tiroteo registrado en el barrio de Harlem.
“La respuesta no es quitar fondos a la policía”, subrayó Biden, reiterando su oposición a ese reclamo que se hizo popular durante las protestas contra la violencia policial de los últimos años y que abrazó buena parte de la izquierda del país.
En un discurso en la sede del Departamento de Policía de Nueva York, el presidente insistió en que quiere dar a los agentes “las herramientas, el entrenamiento y la financiación” que necesitan para proteger a sus comunidades.
Biden ha ideado un plan para invertir 500 millones de dólares en refuerzo policial en las ciudades y en iniciativas como fomentar las actividades extraescolares para tener ocupada a la adolescencia, así como crear oportunidades económicas en los barrios más deprimidos, aunque el gasto aún debe ser aprobado por el Congreso.
Con la opinión pública cada vez más preocupada por la inseguridad y continuas críticas desde el Partido Republicano, que acusa a los demócratas de ser blandos frente al crimen, el presidente dejó claro hoy que su Gobierno no se quiere quedar de brazos cruzados ante el problema de las armas de fuego, que en 2021 se cobraron en EE.UU. más de 20.000 vidas -sin contar suicidios-, según el recuento de Gun Violence Archive.
FRENAR EL TRÁFICO DE ARMAS
Las acciones anunciadas, sin embargo, no presentan grandes novedades y se centran principalmente en aplicar con mayor rigor normas ya existentes, sobre todo en lo que respecta al tráfico ilegal de armas.
Biden, eso sí, aprovechó la ocasión para volver a demandar al Congreso importantes reformas legislativas que por ahora no tienen visos de prosperar, como la prohibición de las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, la verificación de los antecedentes de los compradores de armas o el fin de la “inmunidad” que disfrutan los fabricantes ante posibles demandas.
La Casa Blanca, que ya presentó el año pasado una amplia estrategia contra la violencia armada, se comprometió hoy reforzar la cooperación con las autoridades locales y estatales para frenar el aumento de los tiroteos.
En especial, se buscará poner fin al continuo flujo de armas desde estados del sur del país, que en general tienen normas más laxas, hacia las ciudades del noreste como Nueva York, que son mucho más restrictivas pero donde esas pistolas y rifles terminan por llegar y son usadas por criminales.
También actuar contra las “armas fantasma”, pistolas ensambladas de forma casera y que carecen de numero de serie que las identifique, cuyo uso ha aumentado un 400 % desde 2016, según cifras dadas a conocer hoy.
OLA DE VIOLENCIA
El actual repunte de la violencia se inició con el estallido de la pandemia de la covid-19 y está afectando a la mayoría de ciudades estadounidenses, llevando en algunos casos -como en Filadelfia, la sexta ciudad del país- a récords históricos de homicidios.
Nueva York no se ha librado de esa tendencia y, por primera vez en una década, se acercó el año pasado a los 500 homicidios.
La cifra está aún muy lejos de los peores momentos -en 1990 la ciudad registró 2.200 homicidios- y de los niveles de violencia de otras ciudades como Chicago, que con menos de un tercio de la población superó en 2021 los 800.
En la Gran Manzana, sin embargo, la cuestión ha calado especialmente en la opinión pública tras años de caída ininterrumpida del crimen, que llevaron a Nueva York de ser un lugar temido por muchos a convertirse en una de las grandes urbes más seguras del país.
Esa preocupación explica al menos en parte la elección de Eric Adams como nuevo alcalde de la ciudad, un exagente de policía que se distinguió de otros candidatos demócratas por sus mensajes en materia de seguridad y que hoy aseguró que él y Biden coinciden al cien por cien en este ámbito.