Washington, 30 sep (EFE News).- El Congreso de Estados Unidos evitó este jueves un cierre de Gobierno sólo horas antes de que se quedara sin fondos, pero ese logro se vio eclipsado por la guerra interna que libra el Partido Demócrata y que ha dejado en el limbo la agenda del presidente estadounidense, Joe Biden.
El cierre de la Administración habría tenido un impacto negativo para la economía estadounidense, pero también para la mundial por su efecto en los mercados.
Ni a los demócratas ni a los republicanos les interesaba un cierre de Gobierno y por eso, en las últimas horas, acordaron aprobar una ley para aumentar los fondos hasta el 3 de diciembre, momento en el que tendrán que llegar a otro acuerdo para evitar que la Administración se paralice.
El Senado, de mayoría demócrata, fue el primero en aprobar la iniciativa con 65 votos a favor y 35 en contra; mientras que la Cámara de Representantes, también dominada por el partido de Biden, la avaló una hora más tarde con el respaldo de 254 legisladores y el rechazo de 175.
Ahora, el proyecto será enviado a la Casa Blanca donde el presidente de EE.UU., Joe Biden, la firmará para que entre en vigor.
En los últimos 45 años, ha habido unos veinte cierres de Gobierno, aunque la mayoría duraron solo un día. El más largo, de 35 días, se produjo durante la Presidencia de Donald Trump (2017-2021) debido a unos desacuerdos sobre el muro con México.
EL TECHO DE DEUDA, SIN RESOLVER
Esta vez, la aprobación de una ley para financiar el Gobierno se retrasó por la batalla entre demócratas y republicanos para aprobar una suspensión del techo de endeudamiento y evitar que EE.UU. incurra en una suspensión de pagos de la deuda nacional el 18 de octubre.
En un principio, los demócratas vincularon la aprobación de una ley para evitar el cierre de la Administración con el techo de deuda; pero en los últimos días tuvieron que separar las dos iniciativas debido a que el Partido Republicano, tradicionalmente favorable a la disciplina fiscal, se opone a aumentar la deuda.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell insistieron este jueves en que no actuar tendría consecuencias “catastróficas” para EE.UU., por lo que consideraron “esencial” e “imperativo” que demócratas y republicanos lleguen a un acuerdo.
“Es imperativo que el Congreso encare el límite de deuda (…) Es necesario para evitar un evento catastrófico para nuestra economía”, advirtió Yellen durante una audiencia en la Cámara Baja.
Ese asunto, sin embargo, está lejos de resolverse y ni demócratas ni republicanos parecen dispuestos a ceder.
LA AGENDA DE BIDEN PENDE DE UN HILO
El otro asunto donde parece difícil el acuerdo es la agenda económica de Biden, que pende de un hilo por las tensiones entre los flancos centrista y progresista del Partido Demócrata.
Este mismo jueves está previsto que la Cámara de Representantes vote sobre una ley de 1,2 billones de dólares destinada a reconstruir las infraestructuras del país; pero los 95 legisladores que integran el ala progresista han amenazado con votar en contra si no se llega antes a un acuerdo para aprobar un gran paquete de gasto social.
Ese plan social, impulsado por Biden, busca subir los impuestos para los más ricos y las empresas con el objetivo de expandir la cobertura sanitaria, luchar contra la pobreza, mejorar la educación e implementar medidas contra la crisis climática.
Al principio, los progresistas querían que ese plan social estuviera valorado en hasta 10 billones de dólares, pero se llegó a un acuerdo para reducirlo a 3,5 billones.
Sin embargo, este jueves, el senador centrista Joe Manchin de Virginia Occidental convocó por sorpresa una rueda de prensa y dejó claro que él apoya un paquete de solo 1,5 billones de dólares, algo que automáticamente provocó el rechazo de los progresistas.
Mientras los dos bandos hacían declaraciones a la prensa en los pasillos y fuera del Capitolio, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, lleva horas intentando lograr un acuerdo y todavía cree que puede conseguirlo, dijo a Efe un asesor demócrata de alto rango.
Especialmente, los progresistas quieren que concrete cuánto dinero será destinado al plan social.
Biden, que ha sido criticado por algunos legisladores por haber jugado un papel discreto en las negociaciones, ha intentado desempeñar en los últimos días el papel de mediador y hoy mantuvo su agenda despejada para poder conversar por teléfono con los legisladores.
En juego están no solo las ideas que sirvieron a Biden para llegar a la Casa Blanca, sino la imagen de los demócratas y sus credenciales de cara a las elecciones legislativas del próximo año.