Washington, 22 sep (EFE News).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió este miércoles con miembros moderados y progresistas de su partido para intentar unirlos y aprobar en los próximos días en el Congreso buena parte de su agenda económica.
Biden conversó primero con los líderes de las mayorías demócratas en el Senado, Chuck Shumer, y en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, y posteriormente recibió en la Casa Blanca a miembros de la facción moderada, entre los que figuraban los senadores Joe Manchin de Virginia Occidental y Kyrsten Sinema de Arizona.
El mandatario, que pasó 36 años en el Congreso y conoce bien sus dinámicas, tenía previsto conversar a última hora del día con los legisladores más progresistas del partido, como Pramila Jayapal, presidenta del Caucus Progresista.
Las reuniones se producen solo cinco días antes del voto previsto en la Cámara de Representantes sobre un paquete valorado en 1 billón de dólares que ya fue aprobado por el Senado y cuyo objetivo es reconstruir las infraestructuras del país, es decir, puentes, puertos y carreteras.
Hace un mes, Pelosi se comprometió a someter a voto esa ley el 27 de septiembre, pero la tensión entre moderados y progresistas es tal que no está claro que vaya a ser aprobada.
Pese a que los demócratas tienen la mayoría de la Cámara de Representantes, apenas tienen margen para defecciones porque solo tienen ocho escaños más que los republicanos.
El ala más progresista ha amenazado con votar en contra de ese proyecto si no se aprueba al mismo tiempo un paquete de gasto social de 3,5 billones de dólares, que incrementaría los impuestos para los más ricos y las empresas con el objetivo de expandir la cobertura sanitaria, luchar contra la pobreza e implementar medidas contra la crisis climática.
Ni la Casa Blanca ni los demócratas han informado sobre el contenido de los encuentros, aunque Schumer dijo a la prensa: “Hemos hecho algún buen progreso. No voy a hablar sobre los detalles. Estamos avanzando”.
Por separado, Pelosi fue preguntada por varios periodistas sobre si seguirá adelante con su plan para someter a voto el 27 de septiembre la ley de infraestructuras.
“Estamos tranquilos y todo el mundo está bien. Y nuestro trabajo casi está terminado”, se limitó a decir Pelosi, sin dar detalles sobre sus planes.
Esta tensión entre los demócratas se produce cuando el Congreso se enfrenta a dos misiones muy importantes: aprobar una ley para evitar un cierre de Gobierno por falta de fondos a partir del 1 de octubre y llegar a otro acuerdo sobre el límite de endeudamiento de EE.UU., que podría entrar en suspensión de pagos de la deuda nacional en octubre.
El martes por la noche, la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, votó a favor de un proyecto de ley que permitiría extender la financiación del Gobierno hasta el 3 de diciembre y que suspendería el techo de deuda.
Esa iniciativa, sin embargo, debería recibir el apoyo de algunos republicanos para ser aprobada en el Senado y ese partido ya ha dejado claro que no aumentará la capacidad de endeudamiento de EE.UU.
La última vez que EE.UU. estuvo cerca de la suspensión de pagos de su deuda nacional fue en 2011 con Barack Obama en la Casa Blanca y entonces se desató un enorme caos en los mercados financieros, lo que llevó a que Standard & Poor’s rebajara la nota de solvencia del país.